The intention of this body of work is to express through a few images the emotions that result from the three main streams of wounding in our lives: abandonment, betrayal and shame. I have considered four variations of each one as you will see in the titles of the images.
In searching our inner lives we encounter the negative side of the divine paradox. We have a natural tendency to suppress and hide these shadows, but in doing so, we repress the possibilities of encountering hidden treasures that can become a powerful source of creativity and life force from within. By avoiding the perceived negative side of the paradox we can remain in contradiction becoming unproductive and self-destructive.
In addition I would like to remind us that we live in a dimension of duality where we have come to understand that each behavior is substantiated by its contrary. The only way to learn is through contradistinction. We know peace because we have experienced anguish, we know cold because we have experienced hot, we know courage because we have experienced fear. By realizing that this is the dimension of duality and by embracing the opposite sides of the pendulum, we arrive at the center of being and incorporate the divine paradox in our lives.
“The capacity for paradox is the measure of spiritual strength and the surest sign of maturity. To advance from opposition to paradox is to make a leap of consciousness. To stay loyal to paradox is to earn the right to unity.” Robert A. Johnson
La intención con esta serie de imágenes es expresar las emociones que resultan de los tres orígenes de heridas internas en nuestras vidas: abandono, vergüenza y traición. He incorporado cuatro variaciones de cada una como lo pueden ver en las imágenes.
En adición me gustaría recordar que vivimos en una dimension de dualidad donde hemos llegado a comprender que cada comportamiento es validado por su opuesto. Una de las formas de aprendizaje es a traves de la contradistinción. Aprendemos a distinguir por contraste. Conocemos la paz porque hemos participado de la angustia. Reconocemos el frio porque hemos sentido el calor. Conocemos el coraje porque hemos vivido en temor. Al darnos cuenta que esta dimension se rige por la dualidad y al reconocer los lados opuestos del pendulo nos acercamos al centro del ser e incorporamos esta paradoja divina en nuestras vidas.
Al indagar en las profundidades de nuestro ser, nos encontramos con el lado negativo de esta paradoja. Nuestra tendencia natural es represar y esconder estas sombras, sin saber que al hacerlo frenamos las posibilidades de encontrarnos con los tesoros escondidos que se pueden convertir en fuentes de creatividad y fuerzas de poder en nuestro ser. Al evitar esta dicha percepción del lado negativo permanecemos en contradicción y por consiguiente permanecemos improductivos hasta hacernos daño a nosotros mismos.
“La capacidad de asimilar esta paradoja es la medida de nuestra fuerza espiritual y una de las señales seguras de madurez. Avanzar de la oposición y la contradicción a la paradoja es hacer un salto de conciencia. Permanecer leales a la paradoja es ganarnos el derecho a la unidad.” Robert A. Johnson